La primavera y nuestras mascotas.
Finalizado el invierno llega la tan esperada primavera; los abrigos van desapareciendo poco a poco de nuestros armarios, las plantas comienzan a florecer y los árboles a llenarse de hojas nuevamente, pero, ¿Cómo afecta esta estación a nuestras mascotas?
Estos cambios de temperatura, propios de esta estación, con días de lluvia alternados por días soleados, favorecen la aparición y proliferación de una serie de insectos, parásitos, hongos y polen que se convierten en una seria amenaza para muchas especies animales y también para los humanos; nos referimos a los mosquitos, las pulgas, garrapatas, los ácaros, hongos, polen, entre otros.
Cada uno de ellos representa una amenaza para la salud de nuestros perros y gatos pero, por suerte, existen medidas preventivas para disfrutar de largos paseos por parques, plazas y por el campo, sin que ello sea un riesgo.
Durante la primavera, una de las enfermedades que aparece con mayor incidencia es la Leishmaniosis, esto es debido al incremento en la población de mosquitos, incluido el Flebótomo, principal portador del parásito protozoo Leishmania infantum, la Leishmania canina, que no es más que una infección parasitaria, que puede tener graves consecuencias si no es tratada a tiempo.
¿Qué síntomas muestra una mascota infectada?
No todos los perros mostrarán los mismos signos ante la infección por Leishmania. Algunos presentarán síntomas muy evidentes y, en cambio, otros podrán no presentar ningún cuadro clínico sospechoso.
En el caso de los gatos, no es frecuente que contraigan esta enfermedad, pero en aquellos individuos que tengan su sistema inmune deprimido (defensas bajas), tienen alto riesgo de contagio.
En su estado inicial, la enfermedad podrá manifestarse a través de patologías dermatológicas.
Entre los más frecuentes tenemos:
• Dificultad para respirar.
• Congestión, goteo y hemorragia nasal.
• Dificultad para deglutir.
• Llagas en la piel que pueden convertirse en una úlcera cutánea en la boca, la lengua, las encías, los labios, la nariz y el tabique nasal, en sus estados más avanzados, que sanan muy lentamente.
• Atrofia muscular.
• Apatía.
• Episodios de fiebre.
• Exceso de lagrimeo, párpados inflamados.
• Cojera sin causa aparente.
También pueden aparecer síntomas más específicos como:
• Alopecia característica (calvas, úlceras) en especial en las orejas y alrededor de los ojos.
• Ganglios inflamados/aumentados.
• Crecimiento desproporcionado de las uñas (Onicogrifosis).
• Delgadez y pérdida de peso sin motivo aparente.
Dado que, desde el momento en que se produce el contagio por la picadura y las primeras manifestaciones de los síntomas pueden pasar entre 4 y 6 meses, se hace difícil un diagnóstico temprano de la enfermedad; de ahí la importancia en la “Prevención”.
Actualmente existe en el mercado una variedad de antiparasitarios en forma de pipetas, collares, spray, etc., que usados adecuadamente mantendrán protegida a nuestra mascota de la picadura de mosquitos, y por lo tanto alejados de la enfermedad.
Y, algunos se preguntarán, ¿qué pasa con la vacuna contra la Leishmania?; a día de hoy, la vacuna tiene sus defensores y sus detractores, ya que a pesar del tiempo que se lleva empleando, no todos los veterinarios están de acuerdo en su eficacia, alegando que las vacunas solo funcionan con los virus, y el flebótomo es un parásito; en todo caso, la vacuna no prevendrá la infección de la enfermedad, sólo va a reducir el nivel de desarrollo de la enfermedad, haciéndola más leve, recalcando que solo es efectiva en aquellos pacientes que no hayan contraído la enfermedad previamente.
Por todo lo expuesto, siempre se recomienda reforzar con algunos de los métodos mencionados anteriormente.
En otro artículo hablaremos de las alergias primaverales en mascotas.
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