¿Cómo tratar la autonomía en personas dependientes?
Los profesionales de la atención sociosanitaria juegan un papel fundamental en el cuidado de personas mayores y dependientes, con el objetivo primordial de fomentar su autonomía. Conocer los distintos grados de dependencia es importante y necesario para adaptar los cuidados y promover la independencia de cada usuario, de forma que así calidad de vida y bienestar mejoren considerablemente. En este artículo te explicamos cómo los profesionales pueden contribuir a este proceso y qué estrategias utilizar.
¿Cuáles son los grados de dependencia?
Grado I – Dependencia moderada
En este nivel, la persona requiere ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día. También puede necesitar apoyo intermitente o limitado para mantener su autonomía personal.
Grado II – Dependencia severa
En este caso, la persona necesita asistencia para llevar a cabo varias actividades de la vida diaria entre dos y tres veces al día. Aunque la presencia constante del cuidador no es necesaria, sí hace falta un apoyo extenso para preservar la autonomía personal de la persona.
Grado III – Gran dependencia
Este grado corresponde a aquellas personas que requieren ayuda constante para realizar diversas actividades diarias debido a la pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial. Aquí, es necesario un apoyo continuo por parte del profesional.
Después de conocer los distintos grados de autonomía, como cuidadores, podemos adaptar las funciones de nuestro día a día a los cuidados que necesite la persona en función de su tipo de dependencia. A continuación, vamos a ver varias formas de ayudar al fomento de la autonomía.
Consejos para fomentar la autonomía en personas dependientes
Acondicionar el entorno
El profesional deberá adaptar el entorno para que sea seguro para el usuario, al mismo tiempo que ayude a su autonomía. Se deben eliminar los obstáculos y realizar ajustes en el hogar, como la instalación de asideros en el baño, el cambio de la bañera por una ducha o la colocación de barandillas en las zonas de paso. Estas mejoras pueden marcar la diferencia en la vida diaria de una persona dependiente.
Comprender la situación de la persona dependiente
Comprender las fortalezas y debilidades de la persona a la que cuidamos, es esencial para fomentar su autonomía. Es importante saber reconocer lo que todavía puede hacer por sí misma, como enjabonarse o desvestirse, y animarla a seguir encargándose de estas tareas por sí misma. Debemos evitar realizar las funciones que la persona puede hacer por sí misma, ya que esto solo aumentará su dependencia.
Fomentar la rutina
Las rutinas diarias ayudan a las personas a sentirse más seguras y capaces. Mantener un horario regular en las actividades cotidianas favorece un mayor grado de independencia. La persona cuidadora también debe pensar en su propio bienestar, y pedir ayuda cuando la necesite. Debemos evitar el agotamiento y asegurar no solo el bienestar de la persona dependiente, sino también el nuestro.
¿Cómo trabajar cuidando a personas dependientes?
Hay distintas opciones para formarse en el cuidado de personas dependientes, como el curso de Auxiliar de Enfermería o los cursos de Atención Sociosanitaria y Ayuda Domiciliaria en Formación Activa Profesional. Todas estas opciones prepararán al profesional para ofrecer los mejores cuidados al usuario y, por supuesto, ponen el foco en el fomento de la autonomía, para que la persona pueda siempre mantener el mayor grado de independencia posible.
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