Vestine nació en Ruanda, África, y lleva más de 15 años dedicándose a acompañar y cuidar a personas mayores en la última etapa de su vida, de forma autodidacta. Esta pasión por ayudar a quienes lo necesitan la ha acompañado durante toda su vida. Como monja de la congregación de las Hermanas Josefinas de la Caridad, ha aprendido a cuidar desde el compromiso, la entrega y la voluntad de acompañar. Sin embargo, durante mucho tiempo ha sentido que necesitaba algo más: una formación que le diera la seguridad de saber que cada decisión, cada cuidado, estaba respaldado por conocimientos técnicos actualizados. Ahí es donde Formación Activa pasa a formar parte de su vida.
“Si sabes lo que haces con seguridad, puedes dar más”
Con esta convicción, Vestine decidió formarse en el curso de Atención Sociosanitaria a Personas Dependientes de Formación Activa Profesional. Gracias a esta formación, hoy siente que su labor tiene una base más sólida y que su vocación ha ganado fuerza a través del conocimiento.
En unos meses, Vestine se trasladará a Kabgayi, una región de Ruanda, como parte de una misión de su congregación. Y esta vez no solo llevará su experiencia personal, sino también las herramientas y aprendizajes adquiridos durante el curso. Su testimonio es un ejemplo de cómo la formación puede cruzar fronteras y generar un impacto real donde más se necesita.
Aprendizajes que transforman
Cuando le preguntamos por los mayores aprendizajes que ha sacado del curso, lo tiene claro: ha aprendido tanto que le resulta difícil elegir. Aun así, destaca algunos aspectos del curso.
Nos cuenta que le ha llamado especialmente la atención el tema de la alimentación en personas mayores. Vestine es procedente de un contexto, el de África, en el que los recursos son limitados. Aprender a aprovechar mejor los alimentos y planificar una buena nutrición puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida de las personas a las que cuida.
Otro de los temas que más le ha impactado es el que aborda el primer contacto del anciano con la residencia. El momento de la recepción es crucial, la primera impresión tanto del anciano como de la familia puede ser la clave para que viva allí más feliz durante muchos años o no.
Además, valora profundamente los contenidos sobre empatía, paciencia y comunicación, habilidades esenciales para acompañar con respeto y humanidad. Y destaca también la importancia del autocuidado de la persona cuidadora, una lección que ha interiorizado: “Si yo estoy bien, puedo ayudar mucho mejor”.
Cuidar con sentido y preparación
Vestine demuestra que el cuidado de personas mayores va mucho más allá de una tarea diaria. Es una labor humana, delicada y esencial que merece formación, respeto y preparación. Su historia refleja el valor de unir vocación con conocimiento para ofrecer un cuidado más completo y consciente.
En Formación Activa Profesional creemos que las historias como las de Vestine son, sin duda, toda una inspiración. Porque formar a quienes cuidan es también una forma de transformar vidas.