Ni ven en blanco y negro, ni siempre que mueven la cola es porque están felices, ni un año suyo equivale a 7 años nuestros. En nuestra cultura podemos encontrar muchos mitos sobre los perros que, a pesar de estar muy extendidos (y algunos de ellos muy aceptados como ciertos), son erróneos. Aquí te contamos algunos:
1. Cuando mueven la cola, es porque están contentos
No siempre es así. Los movimientos de la cola de nuestro perro pueden ser indicadores de problemas como miedo o ansiedad, aunque en ocasiones sí signifique que están felices.
2. Un año suyo equivale a 7 años de humano
Este es uno de los más extendidos. Su esperanza de vida depende de factores como la genética o la alimentación, y envejecen más rápido que nosotros, pero esta equivalencia es errónea. De hecho, la equivalencia de edades perrunas y humanas es diferente según el perro sea de raza pequeña, mediana, grande o gigante, por ejemplo.
3. Los perros no ven en la oscuridad
De hecho, cuentan con una capa de células en la retina (igual que los gatos) que les permite ver bien de noche.
4. Los perros no sudan
Sí que lo hacen, a través de las almohadillas de sus patas.
5. Los perros de raza siempre están enfermos, y los que no son de raza no enferman
Este tiene matices. Algunas razas sí tienen predisposición a padecer algunas enfermedades, pero no todas, y tampoco todos los perros de raza desarrollan enfermedades. De la misma manera, sí es cierto que los perros mestizos tienen menos predisposición a algunas patologías, pero pueden enfermar.
6. Los perros PPP son agresivos
Esta clasificación solo atiende a características como su musculatura y la fuerza de su mandíbula, pero no tiene nada que ver con su carácter. Depende de la educación que reciban.
7. Darle huesos ayuda a que su boca esté limpia
Este mito está muy extendido y es uno de los más peligrosos. Darle huesos a tu perro puede tener consecuencias graves para su salud. Por ejemplo, pueden quedarse atascados en su intestino, lo que sería muy doloroso para el perro y solo podría solucionarse con cirugía.
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Desmintiendo mitos sobre los perros